Normalmente se debe a un problema de las cuerdas vocales. En los niños menores de tres años, puede ser grave, por ejemplo un defecto congénito o una anomalía tiroidea.
En los niños algo mayores, la ronquera suele obedecer a un llanto prolongado o excesivo, que fatiga las cuerdas vocales.
Más avanzada la niñez, la causa más común de ronquera son las infecciones virales. Si se acompaña de dificultad respiratoria o de una tos que parece ladrido de foca, la ronquera se considera un signo de crup. El crup es característico en los niños que no han cumplido 4 años de edad, en tanto que la ronquera sola es más frecuente en niños mayores.
Si la ronquera se acompaña de dificultad respiratoria, problemas de deglución, baba profusa, ahogo o respiración con la boca abierta y el mentón hacia delante, es preciso consultar inmediatamente al médico, pues es un caso de emergencia. Este problema se denomina epiglotitis, una infección bacteriana que afecta la entrada de las vías respiratorias.
En los niños de edad escolar, la ronquera o laringitis sin otros síntomas casi siempre se debe a un virus.
La ronquera, sin relación con otros síntomas, es muy resistente al tratamiento médico. La naturaleza debe curar sola la zona inflamada. La humectación del ambiente con un vaporizador o la ingestión de líquidos pueden proporcionar cierto alivio.
Sin embargo, el niño debe esperar la curación espontánea, que puede tomar varios días. Lo más sensato es permitir que descansen las cuerdas vocales; el llanto y los gritos empeoran la situación. Para el tratamiento de la ronquera asociada con la tos.