En la primera parte de este artículo hablamos sobre la dieta, alimentos que deben evitar, ejercicio, viajes y actividad sexual, ahora les presento la siguiente parte que constan de la Amniocentesis, Medicamentos, Inmunizaciones y desensibilización y animales caseros.
Amniocentesis
La amniocentesis es el procedimiento de extraer líquido amniótico del útero con una aguja que se inserta a través de la pared abdominal. Se obtiene este líquido con el propósito de precisar si el niño tiene o no una enfermedad hereditaria.
Generalmente se practica entre la duodécima y la décimacuarta semanas de la gestación. La técnica es compleja, costosa, requiere de un médica experto y entraña complicaciones. No es para todas las mujeres.
Se estudia el líquido amniótico para determinar la presencia de alguna enfermedad
metabólica, como la de Tay-Sachs, o cromosómica como el mongolismo. En familias con enfermedades metabólicas conocidas, la probabilidad de procrear un hijo con el mismo padecimiento es de una en cuatro, si ambos padres son portadores del gene patológico. S
e pueden diagnosticar muchas enfermedades metabólicas mediante el análisis del líquido amniótico. Al buscar la presencia de cromosomas adicionales o anormales. también se puede determinar el sexo del feto, tan sólo con buscar el esquema cromosómico XX (mujer) o XY (varón).
El síndrome de Down (mongolismo) es una de las anomalías cromosómicas más frecuentes debidas a cromosomas adicionales. Las probabilidades de procrear un hijo con el síndrome de Down aumentan con la edad de la madre. La edad relativamente avanzada de la mujer es, por lo tanto, un motivo justificado para considerar la amniocentesis.
A las mujeres jóvenes que han tenido ya un hijo con esta enfermedad les suele preocupar la posibilidad de procrear un segundo hijo con el síndrome. Aunque las recurrencias son muy infrecuentes, muchos padres de un hijo con mongolismo suelen interesarse en la amniocentesis.
Algunos problemas como la hemofilia, afectan tan sólo al varón. Las mujeres son portadoras del gene de la hemofilia, pero no pueden padecerla. Mediante la amniocentesis se puede precisar si el feto es varón, pero de hecho sólo el cincuenta por ciento de los hijos de madres que son portadoras sufrirá de hemofilia.
La amniocentesis es relativamente segura, pero plantea cierto riesgo. Han ocurrido abortos espontáneos y problemas de orden hematológico en los niños (sensibilización al factor Rh), pero en manos competentes el peligro de una complicación grave debe ser menos del uno por ciento. Algunas veces no se obtiene ningún líquido amniótico y es preciso repetir la técnica. En ocasiones han fallado los análisis del líquido realizados en el laboratorio y puede ser necesario repetir la amniocentesis. Son posibles, también, otros errores en los resultados de laboratorio.
Existen, además, consideraciones éticas. ¿Qué «trastornos» indican la necesidad de interrumpir la gestación, si se acepta la práctica del aborto? Una determinada enfermedad hereditaria puede afectar gravemente al primer hijo y sólo en grado mínimo al segundo. ¿Qué se debe hacer en el caso del feto con un cincuenta por ciento de probabilidad de padecer una enfermedad muy grave? ¿Cómo se debe proceder si al investigar un problema se descubre accidentalmente otro menor? ¿La amniocentesis permitirá erradicar enfermedades muy temidas o alentará la práctica del aborto aun por defectos mínimos?
Si ustedes afrontan la posibilidad de una amniocentesis, deben discutirla exhaustivamente en privado y después tratar el problema con su médico. Finalmente, deberán tomar una decisión congruente con sus propios principios morales. Los médicos no pueden decirles si ustedes deben aceptar o rechazar un niño que sufre cierta anormalidad.
A menudo es difícil obtener toda la información necesaria sin recurrir a la amniocentesis, pero los padres deben perseverar hasta saber que cuentan con los datos suficientes para tomar una determinación acertada.
Medicamentos
Todos los fármacos son potencialmente perjudiciales y el riesgo que plantean aumenta durante el embarazo, por la posibilidad de dañar de algún modo al feto, y, además, a la madre. En términos generales las mujeres consumen 4.5 medicamentos distintos durante el embarazo; en el ochenta por ciento de los casos, sin prescripción médica. El elevado consumo de medicamentos no es sorprendente, si se considera el número de mensajes publicitarios a favor de los mismos, que vemos y oímos todos los días.
Por regla general, cualquier fármaco que ingiera la madre llegará al feto y todos son potencialmente perjudiciales para éste. No se ha podido comprobar que la mayoría de los medicamentos que actualmente están en el mercado ofrezcan seguridad al feto; a menudo, sólo pasado algún tiempo se descubren los efectos sobre el neonato humano. La talidomida, por ejemplo, se ensayó en roedores sin producir en ellos las deformidades que más tarde causó en las extremidades de fetos humanos.
A continuación aparece una lista de fármacos que de manera especial deben evitarse, junto con los problemas que ocasionan. No todos los casos están satisfactoriamente documentados; sin embargo, tratándose de la seguridad de los niños, sentimos que cualquier fármaco debe considerarse culpable mientras no se demuestre su inocencia.
La composición de muchos medicamentos sufre alteraciones mientras permanecen almacenados en los anaqueles de las farmacias y, con el tiempo, pueden resultar nocivos. Ahora mismo es el momento para desechar todos los medicamentos de su botiquín. Durante el embarazo o la lactancia, deberá consultar a su médico antes de ingerir cualquier fármaco, incluso una aspirina.
Inmunizaciones y desensibilización
Deben evitarse todas las inmunizaciones durante el embarazo, especialmente con respecto a la rubéola. Las mujeres que reciben inmunizaciones contra la rubéola deben evitar la concepción a lo largo del siguiente trimestre. Aunque no se han comunicado defectos congénitos en los pocos niños nacidos a mujeres que han sido inmunizadas accidentalmente contra la rubéola durante el embarazo, subsiste el peligro de que se presenten. A1 parecer, no es necesario evitar contactos con los niños que han sido inmunizados. Además, durante el embarazo debe descontinuarse la desensibilización a las alergias.
Animales caseros
A menudo los gatos provocan cierta aprensión durante el embarazo, ya que algunos son portadores y transmisores de una enfermedad denominada toxoplasmosis. Al igual que la rubéola, la toxoplasmosis produce escasos síntomas en la madre (ocasionalmente puede haber fiebre o inflamación de ganglios linfáticos), pero es potencialmente nociva para el feto.
La toxoplasmosis puede transmitirse por las heces del gato y también por la carne de res, cuando no está bien cocida. La toxoplasmosis es muy frecuente (la padece del treinta al cuarenta por ciento de la población). La toxoplasmosis congénita, una forma relativamente rara de la enfermedad, aparece en los hijos recién nacidos de mujeres infectadas a principios de la gestación.
Si tiene un gato y siente cierta inquietud, su médico puede hacerle a usted una prueba de sangre que le informará si ya ha sufrido toxoplasmosis; en caso afirmativo, no tendrá usted de qué preocuparse durante el embarazo. La manera más sensata de proceder ante este posible problema consiste en evitar una nueva camada de mininos y no comprar un gato nuevo.
El gato que lleva algún tiempo en la familia es menos peligroso, por lo que usted puede conservar y consentir a su viejo gato durante el embarazo, con relativamente poco riesgo.