Mié. Oct 2nd, 2024

Los cuidados que usted, futura madre, debe procurar durante el embarazo no varían mucho de cualquier forma de vida racional en otras épocas, salvo una evidente excepción: ahora usted tiene que pensar en dos seres, no sólo en sí misma.

Sus malos hábitos -por ejemplo, fumar, beber, consumir estimulantes o medicamentos- afectan ahora otra vida humana. No necesita usted suspender la mayoría de las actividades que desarrollaba habitualmente antes de su embarazo.

A continuación dedicaremos algunos apartados para exponer las excepciones a esta regla, así como algunos de los conceptos equivocados que al respecto son más comunes.

Dieta

Una dieta bien equilibrada es siempre aconsejable, y el estado de nutrición en que usted se encuentre al comienzo del embarazo es quizá tan importante como su dieta a lo largo de la gestación. La cantidad exacta que usted necesita consumir durante este tiempo variará según sus requerimientos individuales, pero por simple sentido común se sabe que los extremos son malos.

El aumento de peso debe ser, en total, entre nueve y doce kilos. A medida que se han perfeccionado nuestros conocimientos de la nutrición materna, se ha abandonado la práctica de limitar el aumento de peso a nueve kilos como máximo.

Sin embargo, cuando se excede de doce kilos, a la madre le resulta más difícil recuperar la figura que tenía antes del embarazo. Durante la gestación la mujer necesita incrementar su ingestión diaria de calorías alrededor del quince por ciento, como promedio. Esto equivale a sólo dos vasos de leche al día, por lo que se comprenderá qué fácil puede ser excederse en el consumo de calorías.

En general, las mujeres no necesitan grandes cambios dietéticos, ni llevar una rigurosa contabilidad de las calorías durante su embarazo; bastan, en la mayoría de los casos, el sentido común y una dieta normal. Los mayores requerimientos nutricionales durante el embarazo deberán continuarse en el periodo de lactancia.

El feto humano posee una notable capacidad para obtener nutrición de su madre. Si escasea un determinado nutriente, el feto recibe trato preferencia¡ y consume el disponible en el organismo materno. La alimentación deficiente, por lo tanto, perjudica primero a la madre y después al feto.

Muchas madres manifiestan el deseo irresistible de comer ciertas frutas u hortalizas durante el embarazo; esta es, sin duda, la manera como el organismo manifiesta sus necesidades. Usted, como madre, siéntase en libertad para satisfacer estos deseos. Coma racionalmente y, en caso de cualquier duda, revise su alimentación con un dietista o un médico.

Alimentos que deben evitarse

El único alimento que se debe evitar es el hígado de res. Esta víscera puede contener estilbestrol, hormona artificial utilizada para hacer que el ganado aumente de peso y cuya ingestión considera era peligrosa durante el embarazo.

Ejercicio

Usted es libre de hacer cualquier ejercicio físico que acostumbraba practicar antes de su embarazo. Debido a la situación privilegiada del feto para obtener el suministro adecuado de sangre, durante el embarazo usted puede perder una parte de la energía que antes reservaba para sus intensos ejercicios.

Quizá observe que se cansa más rápidamente y que se siente desfallecer; sobre todo en grandes alturas. Básicamente su organismo le indicará cuándo debe descansar. También según su criterio, deberá evitar ciertos tipos de ejercicio que entrañan la posibilidad de una lesión abdominal, por ejemplo el patinaje y los juegos de pelota. Viajes

Salvo una excepción, los viajes no tienen más restricciones que las que imponga el sentido común. A medida que se aproxime la fecha prevista para el parto, usted debe evitar viajes que la alejen mucho del lugar que ha elegido para dar a luz. Si proyecta viajar en avión durante el noveno mes, algunas líneas aéreas le exigirán una carta de su médico por triplicado, en la que él declare que en su opinión usted no sufre peligro.

Actividad sexual

En ocasiones, la sabiduría tradicional no es muy sabia. Tal es el caso de las afirmaciones en el sentido de que deben evitarse las relaciones sexuales seis semanas antes y seis semanas despuès del parto. No existen pruebas de que el acto sexual represente riesgo alguno para la madre o para el feto.

En cambio, hay indicios de que la abstinencia sexual durante periodos prolongados produce tensiones en la pareja. Salvo en casos de sangrado vaginal de la posibilidad de un parto prematuro o de ruptura precoz del amnios o de la «fuente'», el acto sexual es posible siempre que él y ella estén dispuestos a realizarlo.

Después del parto, la episiotomía, aún en cicatrización, puede ser motivo de molestias durante las relaciones sexuales por espacio de varias semanas.

Por Atomico