Desde el nacimiento del niño, el mismo es controlado por un médico especialista en niños llamado «Pediatra«. Es importante disponer de un pediatra de cabecera, quien desde el primer momento conocerá la historia clínica de su hijo/a.
La relación de los padres con el pediatra es fundamental, los mismos deben sentirse comprendidos por el profesional, antes que ser regañados. La ventaja de esta fraternidad es la libre conversación de los hechos en cuanto a los síntomas de su hijo ante una enfermedad o malestar físico. El pediatra lo guiará en base a sus acotaciones sobre las molestias que sufre su niño/a.
Existen casos en los cuales, el pediatra se hace más cercano por la relación de años, por la cantidad de consultas y situaciones que han pasado en pro de la salud del niño/a.
Como padre, usted debe mantener un registro de la curva de crecimiento de su hijo/a, controlar las vacunas que deben aplicarse mes a mes y luego año tras año, interiorizarse en su alimentación, alergias y debilidades.
Existe un calendario recomendable proveído por la Academia Americana de Pediatría, en donde indica la frecuencia de las visitas al médico especialista en niños para su control, aún estando sanos: