Las flores han sido históricamente uno de los regalos más socorridos y más adquiridos por los enamorados para agasajar a sus parejas teniendo un detalle, pero hasta esto se ha visto afectado por el panorama de grave crisis económica en la que se encuentra envuelto el mundo. Por eso, los floristas han tenido que aprender a reinventarse y han comenzado a realizar todo tipo de objetos decorativos utilizando flores y plantas, como puede ser el caso de quien en la actualidad adquiere un centro de mesas para bodas pero que prescinde de comprar un ramo de clásicas rosas.
Estos centros de mesa suelen tener la particularidad de estar realizados con flores y plantas secas, lo que constituye de por sí una ventaja tanto para el florista que los realiza como para el cliente que los adquiere. Las flores secas tiene una duración mucho mayor que las frescas, razón por la que el artista que realiza los centros no tiene prisa por el hecho de que determinada clase de planta no sea muy solicitada, ya que podrá tenerla durante meses guardada sin miedo a que se deteriore. El cliente que compre estos centros sabe que estas composiciones son mucho más prácticas que las realizadas con flores frescas, pues es precisamente su gran duración lo que las convierte en un objeto que se puede reutilizar con la seguridad de que tendrán la misma presencia que el primer día en le que se compraron. Es por eso que los grandes organizadores de eventos tienen una buena colección de estos centros, que pueden sacar y dar a elegir a quienes los contratan para que elijan y tras usarlos volverlos a guardar hasta que un nuevo cliente los vuelva a seleccionar para adornar las mesas de los banquetes y celebraciones que realicen. Lo realmente importante es adaptarse para continuar en el negocio.