La estimulación temprana, como método científico, se utiliza en bebés que nacen con algún tipo de problema o tienen complicaciones en el nacimiento. Esta es una terapia que se realiza conjuntamente con el pedíatra a cargo.
Pero, por otro lado, esta la estimulación temprana en niños sanos, en este caso se trata de una práctica «no profesional», que se realiza por los propios padres del bebé. En este caso, no es, para nada, una terapia o un tipo de enseñanza formal. Esta práctica se realizó desde siempre. Desde el nacimiento del niño, son los padres los que van sometiendo a una serie de estímulos al bebé, lo que va forjando su conducta y comportamiento, como también su personalidad.
La diferencia de esta práctica en la actualidad es que se tiene más conocimiento de las potenciales del bebé. Aunque no se trata de formar bebés-genios, si se puede darles mayor estimulo para lograr un crecimiento integral y maximizar sus posibilidades. Esto, claro esta, mediante juegos y desafíos, y no de manera forzada o competitiva.
El objetivo de la estimulación temprana en niños sanos, no es acelerar el desarrollo forzando al niño, sino reconocer y motivar el potencial de cada niño y presentarle actividades adecuadas que fortalezcan su desarrollo motriz e individual, su iniciativa y autoestima.
Estas actividades se basan en los instintos naturales de los padres, como aquellas que refuerzan el vínculo emocional con el bebé, y aquellas que impulsan el desarrollo de la motricidad, la concentración y el lenguaje.
Estos estímulos no funcionan de la misma manera para todos los niños, cada uno es diferente y tiene su propio ritmo de desarrollo. No se debe, por ningún motivo, forzar al niño; y se debe poner mucha atención a sus reacciones frente a las actividades brindadas.
Es decir, todo lo que se quiera enseñar debe ser como parte de los juegos propios de su edad, y en un ambiente cómodo y agradable para el niño.