Hablamos de delgadez cuando el peso corporal es un 15 por ciento inferior al valor teórico. Cuando el adelgazamiento es más acentuado se denomina emaciación; y cuando ha desaparecido toda la grasa y hay atrofia de los músculos y de las vísceras se habla de caquexia.
Hay una delgadez exógena que depende exclusivamente de unos ingresos nutritivos insuficientes.
Esta desnutrición puede ser obligada y llegar a extremos de caquexia, como ocurrió con los internados en los campos de concentración de la segunda guerra mundial y ocurre todavía en algunos países subdesarrollados.
En condiciones normales, la desnutrición exógena puede ser consecuencia de la pérdida del apetito debida a un conflicto emocional o a una neurosis más grave; este trastorno se denomina anorexia mental, es casi exclusivo de las muchachas y a menudo se acompaña de amenorrea y atrofia genital. Muchas personas con peso insuficiente tienen una simple delgadez constitucional, característica del tipo físico alto y estrecho.
La delgadez acompaña a numerosas enfermedades, especialmente las infecciosas graves y prolongadas, los tumores malignos, las afecciones digestivas y algunos procesos endocrinológicos que aumentan la destrucción de los tejidos, impiden la asimilación de los alimentos o elevan el metabolismo. Ejemplos de este tipo son las diarreas crónicas y el síndrome de malabsorción digestiva, la diabetes juvenil y el hipertiroidismo. En la delgadez hay perdida total del apetito, debido a lesiones hipotalámicas.
Tratamiento.
Si una persona con delgadez exógena come por encima de sus necesidades, ganará peso. Las dificultades surgen cuando el paciente no tiene apetito, pudiendo ser graves en la anorexia mental. Si la desnutrición no es muy acusada, puede bastar la administración, después de cada comida, de un batido con leche, nata, huevos, azúcar, cacao o levadura de cerveza. Cuando se ha llegado a la emaciación, resulta indispensable el ingreso en una clínica, donde, en caso de negativismo, podrá recurrirse a la alimentación a través de sonda nasogástrica o por vía parenteral.
Los tónicos y vitaminas no tienen ningún efecto sobre el apetito ni suministran calorías. Para algunos desganados puede ser útil tomarse una copa de jerez o de vino quinado antes de las comidas. En otros puede ser eficaz la inyección de una pequeña dosis de insulina antes de las comidas principales. El tratamiento de las desnutriciones endógenas se dirige a corregir o eliminar la causa fundamental.
En cualquier caso es sumamente importante tener ayuda psicológica continua.