La imaginación es la función que permite la representación concreta de imágenes y su combinación. Se diferencia de la idea en que ésta es abstracta.
Evolución de la imaginación en el niño.
Primera etapa: Edad de lo maravilloso. El niño atribuye poderes mágicos a las cosas, las anima de vida. Así, los juguetes y objetos tienen para él sentimientos, voluntad, pensamientos. Ej: “el caballito está pensando. . .” “la muñequita no quiere comer. . . “
Segunda Tapa: de las ficciones. Cuando su imaginación madura un poco, el niño se escapa por ratos de lo irreal pero vuelve a ello conscientemente porque le causa placer. De allí que aunque sabiendo que las hadas no existen habla de ellas como si creyera en ellas, es decir, que ha pasado de la etapa de la ilusión a la de la ficción voluntaria.
Le gusta seguir creyendo que el San Nicolás pone los juguetes en Navidad porque estimula su imaginación y esto constituye el encanto de sus primeros años.
Tercera etapa: Predominio de la acción. Cuando la realidad se impone a sus sentidos y a su inteligencia, su imaginación se vuelca en los juegos y así lo vemos hacer construcciones interesantes y artísticas; jugando y sintiéndose el hombre araña, Superman, Batman, etc.
Educación de la imaginación infantil. Como la imaginación constituye una fuerza en el niño, el adulto solo debe orientarla pero jamás destruirla. El niño es un artista en potencia, hay que respetarlo para ayudarle a desarrollar sus dotes.
Se le enseñará a ser observador de la realidad pero él puede añadirle poesía. Los conocimientos de la naturaleza, el campo, los animales, las flores, los ríos, las montañas despertarán su espíritu de observación y le dan la precisión necesaria para hacer la crítica del mundo que le rodea.