La memoria es una actividad síquica que permite al individuo fijar sus impresiones y recordarlas después. En oposición a lo que se repite comúnmente, la memoria del niño es muy inferior a la del adulto y necesita que se la organice.
Si bien es verdad que su memoria está fresca para captar y grabar los hechos y nos sorprende a menudo con recuerdos de cosas que han pasado desapercibidas al adulto, hay que reconocer que ello se debe al mismo egocentrismo del niño que capta y recuerda solo lo que le interesa y le agrada pero no puede confiar en él para recordar objetos o situaciones en su totalidad porque su memoria es fragmentaria, recuerda lo que le ha llamado la atención pero no en forma organizada ni con referencia al conjunto.
Además su memoria es espontánea, de hechos que se le han grabado por alguna razón sea porque algo le alegró, le asustó o le impresionó, pero es incapaz de evocar recuerdos a voluntad debido a que no sabe dirigir su pensamiento ni controlar su voluntad.
Mientras los adultos localizan su pensamiento en el espacio y en el tiempo, los niños no saben ni pueden hacerlo, de allí también que su memoria de los hechos sea esporádica e incompleta, caótica, sin idea de cuándo sucedió el hecho ni saben relacionarlo con otras experiencias.
Clases de Memoria. En el niño predomina la memoria sensorial, solo después aparecerá la memoria verbal, es decir, que el niño recordará mejor el objeto y en segundo término el nombre del objeto.
Existen diversas clases de memoria sensorial, así algunos recordarán mejor lo que han visto, otros lo que han oído y otras tendrán el tipo de memoria motor, porque recuerdan mejor lo que han manipulado. Dentro del tipo de memoria visual unos la poseerán mejor para las formas y otros para recordar colores.
Educación de la memoria. Hay que comenzar por hacerle distinguir entre lo real y lo ficticio, dada su tendencia a fantasear, a inventar y a cambiar las situaciones de acuerdo a su limitada comprensión.
Se le puede ir formando el hábito de la observación detallada de las cosas y el análisis de las mismas.
Desarrollar la memoria es importante por la relación que guarda con el desarrollo de la inteligencia: si la función de la inteligencia es relacionar datos, hacer inducciones y deducciones, progresará más quien acopia mayor número de datos.
En forma de juego se le ejercitará al niño en el recuerdo de objetos, imágenes etc. y ya el escolar de primaria debe aprender los nombres de la Geografía y otras ciencias, aprovechando así, ésta época de la vida, donde la memoria está fresca, para poner las bases de su instrucción porque lo que se aprende bien en la etapa escolar no se olvida jamás.