Los ligamentos de estas articulaciones pueden sufrir estiramiento (luxación) y desprendimiento de una o varias de las inserciones en los huesos (esguince), pero la ruptura completa de un ligamento es una rareza en los niños.
Esto se debe a que los puntos más débiles de los huesos largos de los niños son las blandas epífisis cartilaginosas situadas en los extremos.
Los traumatismos a menudo producen lesiones en las epífisis que precisan de cauteloso tratamiento. Las fracturas se producen sobre todo en la muñeca, menos a menudo en la región del codo y son poco frecuentes cerca del hombro.
Las lesiones de la muñeca y el codo generalmente ocurren en una caída y las del hombro se deben por lo regular a golpes directos.
La muñeca es la más frecuentemente lesionada de estas tres articulaciones. Las luxaciones y los esguinces son comunes en ella, y sus pequeños huesos sufren fracturas que pueden ser difíciles de observar en las radiografias.
La fractura más usual de esta articulación afecta los extremos de los huesos largos del antebrazo, y es fácil reconocerla porque produce un doblez anormal cerca de la muñeca que los médicos denominan «deformidad en dorso de tenedor».
La lesión del codo más común es la dislocación parcial, que a menudo ni siquiera se sospecha. Se observa que el niño (generalmente menor de 5 años) carga uno de sus brazos con el otro y se sostiene el codo. Los padres suelen temer una parálisis del brazo, porque el niño no puede elevarlo y nadie recuerda que apenas una hora antes alguien lo tiró del brazo.
En estos casos, la palma de la mana está volteada hacia abajo, al suelo, o hacia adentro, al abdomen; cuando está hacia arriba es improbable que se trate de esta lesión, ya que se corrige girando la palma justamente hacia arriba.
Es frecuente que la corrección la realice inadvertidamente el mismo niño, uno de sus padres, una enfermera o un técnico en radiología, antes de que el médico haya examinado al paciente. Esta lesión del codo no se aprecia en las radiografias.
La clavícula es un hueso que en los niños a menudo sufre fracturas; por fortuna se trata de un hueso que tiene notables poderes de consolidación.
Los padres suelen percatarse de la fractura de clavícula porque el niño está incapacitado para levantar el brazo. Además, los hombros pueden parecer asimétricos. Esta fractura ocurre en el recién nacido, así como en los escolares. El único tratamiento necesario es el vendaje.
La separación del hombro, observada en adolescentes deportistas, es quizás la más frecuente de las lesiones de esta articulación. Consiste en el estiramiento o la ruptura del ligamento que lo une con la clavícula.
Causa una ligera deformación y suma sensibilidad en el extremo de la clavícula. Hay luxaciones y esguinces de los demás ligamentos, pero rara vez una ruptura completa. La dislocación del hombro es muy infrecuente, salvo en los deportistas de enseñanza media; cuando ocurre, lo mejor es tratarla cuanto antes.
En resumen, es aconsejable tratar de inmediato las fracturas y dislocaciones graves. Por lo general, causan deformaciones, dolor intenso y limitación de movimientos. Otros tipos de fracturas no empeoran necesariamente, sobre todo cuando el miembro se protege y se mantiene en reposo.