«Vacunas de polvo» contra el asma.
El asma es una enfermedad crónica inflamatoria de las vías respiratorias, que en el 85% de los casos tienen origen alérgico. Según un estudio reciente y al contrario de lo que se pensaba, la limpieza a fondo que no deja ni indicios de polvo en la casa de los niños afectados no parece ser el mejor entorno para disminuir los ataques.
Científicos estadounidenses comprobaron que en aquellas casas con niveles bajos de una substancia que se encuentra en las partículas de polvo hubo mayor probabilidad de ataques. Según lo publicado en la revista médica The Lancet, el estudio se realizó con 61 niños de entre nueve y 24 meses que habían padecido algún ataque.
Diez de estos niños fueron sensibles a por lo menos un alergeno y cuando sus casas en Denver, Colorado, fueron comparadas con la de otros niños que no demostraron ninguna respuesta alérgica se encontraron niveles distintos en las concentraciones de una sustancia específica del polvo que se acumula en la casa.
La endotoxina de polvo se deriva de las paredes celulares de bacterias que viven en el polvo. El asma y otras alergias se presentan cuando los mecanismos de defensa del cuerpo reconocen sustancias intrusas, e intentan atacarlos por ejemplo con una inflamación que provoca el estrechamiento de las vías respiratorias, típico síntoma de los ataques de asma.
Sin embargo, la investigación que comparó la exposición a la endotoxina descubrió un efecto proteccionista en los niños de corta edad porque tal contacto con el polvo activa el desarrollo de una respuesta inmune más que a un proceso inflamatorio. Este hallazgo alentó a conducir las próximas investigaciones hacia las posibles «vacunas de polvo» que actuarían contra el asma y otras condiciones alérgicas.
Independientemente de las causas alérgicas, el asma también puede estar genéticamente determinado. La presencia de esta enfermedad en uno de los progenitores duplica el riesgo de desarrollo en el hijo, las posibilidades alcanzan un 70 por ciento si ambos padres lo padecen.
También se sabe que la rinitis alérgica da lugar al asma. De hecho, los jóvenes con episodios de rinitis alérgica presentan un mayor riesgo de desarrollarlo. Pero existen otros factores externos negativos que influyen en su aparición.
Así, la hiper-reactividad bronquial en la primera infancia suele asociarse a las madres fumadoras. En este aspecto, la prevención puede llevarse a cabo prolongando la lactancia materna, adoptando medidas higiénicas de eliminación de alergenos y evitando las infecciones virales en los primeros meses de vida del niño.
Según las últimas estadísticas, la incidencia de la patología entre niños menores de 15 años se ha duplicado en los países desarrollados.