En esta época es tal la fascinación que los pies ejercen sobre nosotros, que casi los hemos convertido en un fetiche. Muchos lectores recordarán zapaterías provistas de fluoroscopios que permitían a los clientes contemplar, con asombro, los huesos de sus pies.
La irradiación era peligrosa y, desde luego, innecesaria para comprobar el debido ajuste del calzado, pero el consumidor la toleró por bastante tiempo.
Las inquietudes respecto al desarrollo de los pies desaparecen al conocerse su evolución normal.
Cuando nace, el niño tiene a menudo los pies torcidos hacia dentro, debido a lo restringido del recinto uterino. La madre o el padre pueden enderezar el pie del recién nacido mediante una suave manipulación con los dedos. De ser esto imposible, conviene comunicárselo al médico.
A veces los huesos del pie no están perfectamente alineados, lo que ocasiona un problema denominado aducción del metatarso, que es fácil de corregir cuando se percibe oportunamente. Todos los lactantes tienen los pies carnosos, por lo que no debe confundirse su aspecto con los pies planos. A menos que haya una deformidad patente, con protusión de los huesos del tobillo hacia la cara interna del pie, los padres no deben preocuparse.
En los niños de mayor edad se puede determinar la existencia de pie plano si se inspecciona el calzado. El desgaste del borde interior del tacón indica la posibilidad de que lo haya. En los casos extremos, los niños suelen quejarse de dolor de pies y carecer de un arco visible, incluso cuando se ponen de puntas. La mayor de las veces, el problema de los pies planos es más imaginario que real.
Cuando los niños comienzan a andar mantienen las piernas muy separadas y los pies con las puntas hacia fuera. Este modo de caminar, «como pato», proporciona a nuevo y tambaleante andador una base iras estable.
Muchos pequeños, al dar sus primeros pasos, parecen tener las piernas arqueadas y más tarde caminan con los pies torcidos hacia dentro -pie arqueado. En raras ocasiones, esta anomalía puede deberse a que el en que la pierna está colocada en cadera es incorrecto; cuando el niño esta boca arriba, debe ser posible voltearle los pies hacia fuera. (De lo contrario, es preciso que lo compruebe el médico en la siguiente visita al consultorio.)
El pie arqueado puede también deberse a que un hueso de la pantorrilla esté demasiado torcido hacia dentro; a medida que el niño crece, el hueso se tuerce naturalmente hacia fuera. Para detectar la torsión excesiva los huesos del tobillo se observan con el niño sentado en una mesa.
Si el hueso externo del tobillo está por delante del hueso interno torsión es excesiva. La aducción del meta tarso también puede causar pie arqueado En su mayoría, los niños superan el arqueado hacia los 4 años de edad. Cualquier caso grave que ocasiona frecuentes tropiezos y caídas o una de las anomalías descritas en el párrafo anterior, sugiere necesidad de discutirlo con el médico.