En un análisis de muestras de sangre procedentes de mujeres con o sin cáncer de ovario, científicos americanos hallaron que la técnica identificó la totalidad de los casos de la enfermedad (50 casos), los cuales incluía pacientes con estadío inicial de cáncer (estadío I).
De las 66 mujeres que no padecían cáncer, el 5% fueron falsos positivos, es decir, el test sugería que el cáncer estaba presente cuando en realidad la mujer estaba sana. El cáncer de ovario es altamente tratable cuando se detecta temprano, pero lastimosamente la mayoría de los casos se detecta cuando se encuentra en un estado avanzado, restando las posibilidades de supervivencia.
Los síntomas de la enfermedad no se presentan hasta se encuentra completamente avanzada, siendo además breves molestias, es por eso la importancia de un test fiable es importante para mejorar la detección temprana.
Los investigadores concluyen que estos hallazgos iniciales son la base para nuevos ensayos con esta técnica tanto para las mujeres con alto riesgo a padecer cáncer de ovario como para la población general. Apuntan la posibilidad de combinarla con otras pruebas como la ecografía para mejorar la fiabilidad de la prueba.