Está claro que la persona que ha inventado este adminículo de escritorio no siente mucha devoción por los animales, en concreto por los domésticos ya que este producto lo puedes encontrar tanto en su versión cánida como en su versión felina.
Se trata de un curioso sacapuntas. La imagen no lleva a engaños, el lápiz se mete por el trasero del perro, se retuerce y, bajo los principios de cualquier sacapuntas, el grafito se afila y sale listo para escribir fino.
Lo mejor (o peor, ¡no sé!) no es eso, sino que, además de ser ya por sí muy aparatoso y embarazoso, el pobre animalito ladra (o maulla, según el caso). Incluye sonido y la cestita para que las virutas no caigan sobre la mesa. Cuesta unos 9 euros más o menos y lo puedes encontrar aquí.
