No todas las mujeres reaccionan igualmente ante los mismos productos o tratamientos, lo que obedece en gran parte a su tipo físico y a su temperamento. En general, puede decirse que existen cuatro tipos fundamentales, cada uno de los cuales requiere una higiene y un modo de vida distinto. Por otra parte, no es fácil encontrar un tipo puro, sino que uno de los cuatro puede dominar sobre los otros. Cada mujer debe determinar el suyo y adaptar los cuidados necesarios, lo que le ayudará a sentirse, a verse y a vivir mucho mejor.
1. Tipo Linfático
Los tejidos de estas mujeres tienden a llenarse de líquido o humor acuoso (linfa). Se caracterizan por ser de pequeña estatura, de glándulas mamarias poco desarrolladas, por tener miembros inferiores cortos, ser musculosas y con predisposición a la gordura y a la celulitis. Su rostro es redondeado, de labios carnosos, nariz respingona y corta, y barbilla poco acusada. Independientemente de ello, conservan su lozanía durante mucho tiempo, sin mayores problemas con las líneas de expresión. Son propensas a hincharse, sobre todo piernas y tobillos; así como a los trastornos circulatorios, a las várices y al ablandamiento del cuerpo. Para ellas es un problema adelgazar, pues su débil voluntad y glotonería les impiden seguir un régimen. Por ello deben insistir en tomar diariamente y de rutina, alimentos como carnes, pescados, productos lácteos y aquellos que favorecen la eliminación de los líquidos.
2. Tipo sanguíneo
Son irritables y de poca talla, como las linfáticas. Tienen tendencia a sobrepasar el peso normal, sus espaldas son anchas, y el cuello amplio y corto, lo mismo que los brazos y las piernas, que además son musculosos. Su esqueleto es denso y bien desarrollado, y sus glándulas mamarias voluminosas. Los rasgos de su cara se forman pronto; de hecho, las adolescentes representan más edad de la real, y tienen pómulos, barbilla y nariz prominentes y labios gruesos. La firmeza de sus músculos hace que su piel envejezca poco y se conserve tersa. Son propensas al doble mentón, y las líneas de expresión que se forman en su rostro se deben a los gestos. La fuerte irrigación del rostro las predispone a las espinillas o barros, sobre todo alrededor de los cincuenta años. Otra de sus tendencias es a la glotonería, debido al exceso de sangre y humores, por lo que es aconsejable un régimen de pocas calorías y proteínas. Les va mejor con las comidas copiosas, pero poco proteinadas, con verduras, vegetales y frutas. Les es difícil adelgazar, por lo que en ocasiones deben recurrir a los medicamentos para quitar el hambre. Obtendrán buenos resultados con masajes y baños de vapor, pues en su caso, deberán perder grasa y no líquidos.
3. Tipo bilioso
Sus rasgos son armoniosos. Su esqueleto es un sólido armazón, de talla superior a la media, silueta es esbelta, proporciones justas y musculatura bien desarrollada. Su busto es variable, conservando un aspecto infantil. Tienen el rostro alargado y rectangular, barbilla prominente y un equilibrio que lo divide en tres partes iguales. En general, son de piel mate, bastante densa y bien nutrida, que con frecuencia sufre de mal funcionamiento de las glándulas sebáceas, provocando acné y exceso de vellos, sobre todo en la barbilla. Como su organismo está naturalmente equilibrado, no necesitan reglas especiales de alimentación. Lo único que se les aconseja es vigilar el hígado, que es su punto más débil. En algunos casos padecen de falta de vitamina A, de ahí el aspecto ligeramente escamoso de su piel y la sensibilidad de sus mucosas. Para contrarrestar esto, es importante consumir todos los días lácteos frescos y mucha zanahoria cruda.
4. Tipo nervioso
Son mujeres de talla variable caracterizadas por desequilibrio en sus proporciones. Las más altas se encorvan, agobiadas por sus miembros; y las más pequeñas se comprimen. Las más delgadas engordan y se llenan de grasa al llegar a la menopausia. Tienden a líneas filiformes, muchas presentan piernas y brazos largos, espaldas y caderas estrechas. Sus ligamentos son débiles, lo que las predispone a deformaciones de la columna vertebral. De busto menudo y poco musculosas, pero pueden corregirlo con ejercicios. Su rostro estrecho da la sensación de ser triangular, a pesar de que la frente es de aspecto normal. Poseen una piel muy seca, mal nutrida y de poca vitalidad, que con el tiempo se llena de arrugas. Han de cuidar son sus debilidades orgánicas, ya que tienen tendencia a la falta de vitaminas, sobre todo las del grupo B. Se les aconseja comer frutas, germen de trigo, levadura de cerveza y complementos vitamínicos. Si perteneces a este grupo debes tratar de engordar un poco, aunque te resulte un problema por tu dificultad para asimilar, porque tu tubo digestivo manifiesta diversas tolerancias, o porque careces de glotonería. Asimismo debes suprimir los alimentos tóxicos y excitantes como el té y el café.